Descripción
«Todo está ardiendo, constantemente», nos dice el aclamado psiquiatra budista Mark Epstein. La vida quema y, al consumirse, somos llama y ceniza al mismo tiempo. En esa naturaleza ardiente y fugaz de la realidad no hay nada patológico; simplemente, es. Así lo muestra la metáfora del anciano Ajahn Chah, quien, delante de la mirada maravillada de Epstein, sostiene un vaso finamente decorado mientras le dice que, a pesar de su belleza, «el vaso ya está roto» y que, imaginándolo así, «cada minuto con él es precioso».
La experiencia del trauma no solo afecta a unos pocos desafortunados; es el fundamento mismo de la existencia. La muerte y la enfermedad nos rompen a todos, pero incluso los sufrimientos cotidianos de miedo y soledad resultan traumáticos. Cuando consideramos el trauma como parte inseparable de la vida, cuando entendemos que es universal y que carece de lógica, nuestro dolor nos une al mundo a un nivel más profundo, abriendo la puerta al gozo de existir.
«Una impresionante exhibición de arte terapéutico… se lee como un emocionante misterio que te cuenta tu cálido, tranquilizador y sincero psicoanalista.»
DANIEL GOLEMAN
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